El programa de estudios, la evaluación y el certificado forman una unidad: durante los talleres del curso SMART, las y los participantes aprenden nuevos métodos para poder satisfacer de la mejor manera las necesidades de grupos específicos. Además, ya desarrollan su propio taller, formación o coaching durante el curso y elaboran un borrador que presentarán al final del curso SMART de formación para formadores y formadoras. Dicho curso se concluye con un certificado basándose en la evaluación. El certificado lo reciben aquellas y aquellos participantes que sepan reflexionar de forma crítica y profunda sobre sus métodos, que se entiendan a sí mismos y mismas como aprendices, que adapten sus métodos y que demuestren estar dispuestos y ser capaces de acoplarse a sus grupos objetivo. La meta es el proceso de aprendizaje, no una formación acabada con habilidades que se puedan comprobar.                                                          

La «herramienta de evaluación SMART» proporciona métodos para recopilar y estudiar los resultados del aprendizaje, las reflexiones y los comentarios sobre los cursos «SMART Train-the-Trainers». 

Son formadoras y formadores radiales experimentados quienes llevan a cabo las formaciones SMART para formadores y formadoras que quieren profundizar sus conocimientos, que desean ampliar sus grupos objetivo y adaptarse a las necesidades específicas de cada grupo que además requieren métodos adicionales.

La evaluación acompaña a formadores/formadoras y a aprendices (en adelante «participantes») durante los cursos. Lo más importante es que la evaluación no es una herramienta que examina y decide sobre un fracaso o éxito de las y los participantes, sino que debe posibilitar que el proceso de aprendizaje sea visible y permitir la reflexión sobre el mismo.

En los cursos de formación de formadores y formadoras de SMART hablamos de «formadores/formadoras» como facilitadores/facilitadoras de formación para «formadores/formadoras de aprendizaje» que quieren impartir formaciones, coaching o talleres para grupos objetivo sensibles con necesidades específicas. 

Los retos y exigencias cuando ofrecemos talleres para mujeres inmigrantes, por ejemplo, son mayores: hay que tener en cuenta las circunstancias de vida de las participantes y a lo que están expuestas en su día a día. Hay que prestar atención a competencias adicionales que permiten hacer frente a circunstancias de vida difíciles. Las refugiadas pueden haber sufrido traumas. Tienen que pasar por procedimientos de asilo. Buscan trabajo o están en campamentos y sólo tienen libertades limitadas. No saben si se podrán quedar y qué les deparará el día siguiente.

En el caso de personas ciegas o con discapacidad visual puede ser que necesiten ayudas especiales de orientación en la radio y etiquetas en el equipo técnico. En vez de métodos visuales, se recurre a formas táctiles en el aprendizaje. También hay que aclarar de antemano cómo serán los desplazamientos hasta la radio o hasta el lugar de la formación para que puedan participar sin barreras. 

Para las personas con dificultades de aprendizaje, hay que tener en cuenta la capacidad de atención limitada. Las unidades de aprendizaje serán más cortas, con un lenguaje sencillo, con repeticiones y prácticas en lugar de teóricas. 

Pero los métodos SMART también sirven para desarrollar cualquier otro tipo de taller radial. Con SMART queremos trasmitir una calidad de aprendizaje que se deja guiar por procesos, participación, reflexión, el desarrollo dialogado de los contenidos de aprendizaje y la adquisición práctica de habilidades.

SMART pretende formar tanto a formadores y formadoras experimentadas como a «novatos/novatas» y a multiplicadores, así como también ampliar la propia didáctica. Además, los métodos SMART también están disponibles en línea como una especie de caja de herramientas metodológicas para hacer más variada la formación radiofónica y el coaching.

La evaluación acompaña los talleres de formación de formadores y formadoras como método cualitativo de garantía y retroalimentación para hacer comprensibles los procesos de aprendizaje.

Las herramientas de evaluación son sencillas porque queremos fomentar la reflexión y el debate sin que sea demasiado el esfuerzo. 

Además, si fuese necesario, las herramientas de evaluación se pueden adaptar a los talleres presenciales o en línea.  

Última observación al final del principio: SMART no es un plan de estudios fijo, sino que los formadores y las formadoras y las y los participantes lo adaptan según el curso que quieran dar o recibir. La evaluación fomenta la experiencia de aprendizaje y representa la actitud de las radios libres de que siempre estamos aprendiendo, especialmente cuando nos formamos.                                La evaluación SMART se compone de seis áreas de consulta: una relativa a las formadoras y los formadores, cinco relativas a las y los aprendices (en adelante «participantes»)

Para las formadoras y los formadores

  • Protocolos y actas para los formadores

Para las y los participantes («formadoras/formadores de aprendizaje»)           

  • la autoevaluación
  • el «papel de un minuto»
  • el «diario del aprendiz»
  • la presentación del taller
  • la discusión final con feedback

Cada herramienta de evaluación se utiliza en fases específicas, cuestionando diferentes contextos. El objetivo de la evaluación es fomentar que el debate entre formadores/formadoras y participantes se dé en base a declaraciones hechas. 

SMART no sólo quiere trasmitir métodos, sino también un enfoque de cómo formadores y formadoras tratan con sus grupos específicos. 

Son esenciales las cualidades que se piden en la autoevaluación. Éstas no pueden probarse ni medirse. Se muestran en conversaciones, en debates, en el comportamiento, es decir, en los datos cualitativos, no en los cuantitativos. 

Estaría en contradicción con SMART si hubiésemos desarrollado un procedimiento de comprobación que tuviese como objetivo un examen que se pudiera aprobar o suspender. 

En lugar de ello, tanto las formadoras y los formadores como los y las propias participantes de las formaciones SMART entran en reflexión, en un autoexamen, para ver si sus requerimientos y exigencias satisfacen las necesidades de los grupos específicos. Sin embargo, la comprobación no es posible mediante procedimientos de prueba rígidos y cuestionarios fijos, sino a través de la discusión en el grupo, donde todas y todos los participantes aportan sus experiencias y conocimientos y los discuten. 

Toda herramienta de evaluación SMART necesita el feedback y la voluntad de escuchar, de adaptarse, de querer aprender, de responder a necesidades. 

El fracaso en un curso SMART se daría sólo con una falta de voluntad con un no aprender a través del feedback.

El éxito o el fracaso no se mostraría aprobando o suspendiendo un examen, sino en la práctica, reflejado y confirmado por las y los participantes del taller y finalmente también dándose cuenta uno mismo/una misma.

SMART toma como punto de partida las competencias prácticas de la vida cotidiana que son especialmente necesarias en la radio libre y comunitaria, como lo son la escucha, la respuesta a necesidades, la comunicación clara, las habilidades en feedback y comunicación no violenta, la demostración de aprecio, la moderación de grupos, el manejo de conflictos, etc. 

Partiendo de este punto, los métodos SMART se pueden utilizar para lograr responder aún mejor a las necesidades específicas de nuestros grupos objetivo.

Los métodos SMART son eficaces cuando se utilizan preparándose bien para el grupo específico que obtendrá la formación y desarrollando talleres adecuados.